Pili Aldana

Me llamo Pili, soy de Zaragoza y tengo 49 años. Desde bien pequeña recuerdo mi infancia llena de temores, de tristeza, de complejos y carencias. En mi casa había mucha necesidad de todo tipo, no solo económica. Mis padres no tenían buena relación entre ellos y discutían mucho. Vivía con temor pues mi padre gritaba mucho y me daba miedo. Soy la séptima de diez hermanos y solo cuando estaban ellos en casa me sentía bien, me refugiaba en ellos. Pero a medida que nos íbamos haciendo mayores los problemas aumentaban. Ya no solo había discusiones entre ellos, sino que yo también discutía con ellos. Cuando cumplían la mayoría de edad se iban de casa y así, poco a poco, me quedé sola con los más pequeños. Fue una etapa muy difícil para mí aunque nunca dije nada. Aparentemente era feliz, tenía un carácter alegre, pero por dentro iba creciendo la tristeza. Tenía muchos complejos, aunque parecía una niña buena desobedecía a mis padres, me sentía inferior a mis amigas pues ellas tenían de todo y aunque intentaba disimularlo, me hacía mucho daño por dentro. La escuela me costaba mucho, no podía estar centrada, no podía estudiar porque no entendía nada y además no hacía los deberes, pasaba la tarde fuera de casa.

Con el tiempo lo único que quería era huir del colegio y de casa; y que mi padre se muriera. En séptimo curso un profesor se dio cuenta de mi situación familiar, me ayudó en clase y pude aprobar. Los fines de semana los pasaba fuera de casa, siempre buscaba alguien a quien agarrarme, lo que fuera para no estar en casa. Empecé a buscar en amigas, en familiares y relaciones para llenar mi vacío, y con 18 años me quedé embarazada. Él no quiso saber nada del asunto y me dejó, con el tiempo me volvió a llamar para conocer al niño pero nunca apareció y al poco tiempo murió. Esa situación me dejó todavía más tocada. Vivía con mis padres, cuidaba de mi hijo, trabajaba y salía por las noches, y aunque a mi padre no le gustaba, no le hacía caso. Entonces conocí a otro chico y me volví a quedar embarazada, y para que no me volvieran a rechazar, antes de que él me dejara le deje yo. Nunca se enteró de que tuvo una hija. Por un tiempo oculté mi embarazo, vivía como si no estuviera embarazada, con mucho temor y aunque pensé en abortar nunca lo hice por temor. Mis padres se enteraron cuando di a luz en el hospital. Yo quería dejar a mi hija allí, pero mi madre no me lo permitió aunque me ayudó mucho. Y yo lo único que quería era que me dejaran en paz, no me importaba el resto del mundo. Mi familia aunque deseaban ayudarme ya no sabían que hacer conmigo. Viví fuera de Zaragoza como cuatro años en los que tenía temporadas de muchos altibajos y aunque nunca me faltó trabajo me sentía sola. Empecé a salir de fiesta y eso me creó muchos problemas. Vivía en un pueblo sola con mis hijos. Un hombre empezó a acosarme hasta tal punto que tuve que irme de allí.

Volví a casa de mis padres y al poco tiempo conocí al que sería padre de mi tercer hijo, me casé con él y parecía que esta vez si iba a funcionar. Tenía mucha ilusión pero me dejaba guiar por mis sentimientos y emociones, me envolvía el temor, la culpa y la tristeza. Empezaba a tener ansiedad y depresión pero no hacía caso, aparentaba ser fuerte y creía que podía con todo pero acabé separándome porque nuestro matrimonio no funcionaba. Me sentía vacía, triste y angustiada, había algo dentro de mí que no me dejaba vivir. A los pocos años tuve otra relación que me dejó más destrozada todavía, fueron diez años en los que lo que creía que era amor, fue transformándose en obsesión. Una persona celosa obsesiva que veía cosas donde no había, maltratada psicológicamente… fueron diez años de idas y venidas por parte de los dos, rupturas bastante dolorosas… No sabía cómo acabar la relación. Vivía una doble vida, vivía con mis hijos en mi casa, les hacía todo porque me sentía culpable, pero también vivía con él en su casa, no se soportaban entre ellos y creía que era lo mejor. Los fines de semana como yo trabajaba, mis hijos se iban con mis hermanos, y aunque ellos parecían estar bien, yo sufría mucho y me sentía culpable. Pero no sabía cómo salir de esa situación. Acabé desesperada, rota y muy herida, atada emocionalmente con un cuadro de estrés, ansiedad y depresión. Tomaba medicación para dormir y poder trabajar. Hubo un tiempo en mi vida que solo trabajaba, dormía, fumaba y tomaba café. Empecé a buscar ayuda en médicos pero me daban medicación y yo no quería eso. Recurrí a libros de autoayuda, al yoga, busqué en el deporte, en amigas, en la familia… pero “no podía más”, esa era mi frase al final de cada día. Intente suicidarme para acabar con todo. Pero dentro de mi corazón siempre pensaba:
“tiene que haber otra vida para mí, tiene que haber algo más”.

Y en medio de buscar ayuda alguien me habló de Dios. Pensé que no tenía nada que perder y un día clamé y dije: “Dios no puedo más ¡Ayúdame!” Dios se tomó en serio mi oración y desde entonces me empezaron a hablar de Dios en todos lados. En el bus, en el trabajo, mi vecina, en la autoescuela, la vecina de mi amiga, el vecino de mi expareja…

Puse mi mano sobre ti y te rodee por detrás y por delante. Salmo 139:5

Este versículo se hizo real en mi vida y le entregué mi corazón a Dios. Empecé a congregarme y a conocer quién era Dios por medio de Su palabra. En los momentos de alabanza no podía parar de llorar, me empecé a enamorar de la vida que Dios me estaba mostrando. Abrió mis ojos y pude aprender a perdonar a mis padres, a quererlos, a conocer la autoridad, no sabía lo que era la autoridad, ni la estabilidad pues siempre había llevado una vida desordenada.

Así conocí el Centro Vida Nueva. Quería más y sola no podía, así que pedí ayuda e ingresé con un grave deterioro personal, llena de heridas… Pero poco a poco empecé a poner en práctica lo que Dios me iba enseñando a través de su amor y paternidad y a través de personas. Toda mi vida les había echado la culpa a mis padres de que yo estuviera tan mal, estaba convencidísima que era por ellos y no por mí. Ahora sé que el estar centrada en mí, buscar lo mío y desobedecer trae consecuencias.

Hoy mi vida esta restaurada. No vivo por lo que siento, ni por emociones. Dios me ha dado recursos para mantenerme firme y posicionada en la verdad y no tirar la toalla a la primera de cambio. Me ha regalado el poder empezar una relación nueva con un hombre precioso al que amo como solo Dios quiere que ame, una relación sana como nunca antes había conocido ni pensaba que se podía vivir. No hay depresión, ni tristeza. Dios ha restaurado mi mente, he podido sacarme el carnet de conducir, algo que había intentado por años pero que no había conseguido porque siempre estaba descentrada, me ha devuelto la cordura, llevo una vida ordenada, ha sanado la relación con mis hijos y con mis padres. Ya no vivo yo, Cristo vive en mí.

Doy gracias, gracias y gracias a Dios por no dejarme, por escuchar mi clamor, por rodearme de personas tan excelentes que te aman. Gracias por traerme a esta casa, gracias por traer a mi hermano, gracias por sanar mis heridas, gracias por darme valor para romper con todo mi pasado, gracias por respaldar mi obediencia y cuidar de mis hijos como lo estás haciendo, gracias por lo que has hecho, por lo que estás haciendo y por lo que harás.

Comentarios

  1. Gracias pili por abrir tu corazón así... me ha impactado muchísimo la obra tan poderosa que Dios ha echo en ti. Hoy puedo ver que no eres la misma y Dios te ha convertido en alguien completamente nueva. Gloria a Dios

    ResponderEliminar
  2. Gracias Pili por tu testimonio. Creo firmemente que es cierto que como dice la palabra y el versiculo que ilumina con fuego del cielo en ese bendito lugar que es la comunidad. Que nada es imposible para Dios .
    Ni tan si quiera dificil pues al quebrantado y humilde el no despreciara y ha hecho de ti una mujer digna valiente y esforzada y con un gozo del cielo inconfundible. Doy gracias a Dios por tu vida pir lo que yacha hecho y por lo que hara .Bendira tu eres.

    ResponderEliminar
  3. AMEN, AMEN y AMEN!!!!!
    Menos mal que Dios se compadece, y viene con amor incondicional...
    Y nos da una "vida nueva". Y gracias "vida nueva" por hacerlo real. Esperanza para el perdido, para el herido,para el que no puede más...
    Gracias Pilar por contarlo ...
    Ahora tienes un futuro... Dios es: IMPRESIONANTE, es BUENO es FIEL... En su amor confiamos y descansamos...

    ResponderEliminar
  4. Pili!! Que alegría me da al corazón ver lo que Dios ha echo contigo estan esperanzador me conmueve muchísimo, me acuerdo muchísimo el día que llegastes y ver lo que Dios ha hecho contigo es precioso me encanta estar contigo aprendo tanto de ti que marcas tan preciosas ha puesto Dios en ti GLORIA A DIOS que vive y da vida al que está muerto te quiero muchísimo recibe un grande y fuerte abrazo de mi familia

    ResponderEliminar
  5. Gracias Pili por tu valentía para contar tu pasado con tanto detalle (de verdad, me has dejado impresionado al leerte) y gracias por darle Gloria a Dios de lo que ha hecho en ti y sigue haciendo, tanto en ti como en tu familia.
    Es un gozo verte servir con humildad, amor, y tanta pasión en la cocina!
    Gracias a Dios por Su Gran Salvación con la que opera mediante utensilios en la tierra dispuestos, como por ejemplo es Vida Nueva. Son un verdadero ejemplo nuestros pastores y mayores de obedecer a Dios y estar así, atentos a las necesidades que les llegan a casa.
    ¡¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!!!

    ResponderEliminar
  6. Pilii estar a tu lado es una bendición. Gracias por compartir el testimonio tu vida glorifica a Dios. He podido disfrutar de tu alegría y se nota que proviene de un corazón nuevo y agradecido.
    Un besin.

    ResponderEliminar
  7. Gracias por compartir tu testimonio aquí, Pili. Realmente es un regalo estar contigo y me resulta casi imposible imaginar lo que cuentas de antes porque te he conocido en tu vida nueva. Gracias a Dios que es fiel y que oye nuestro clamor aún si no sabemos muy bien como orar. Ciertamente tu vida le da la gloria.

    ResponderEliminar
  8. Nunca dejará de sorprenderme el cambio tan radical que trae Dios a una persona cuando esta decide creerse el Evangelio. Hasta que le conociste tu vida parecía un disco rallado que siempre volvía al principio pero desde que le entregaste tu vida la película ha cambiado por completo y de aquella Pili que hablas ya no queda ni la sombra, yo no la he conocido. Yo he conocido a una mujer esforzada y trabajadora en hacer que lo que ella ha vivido lo puedan vivir otros. Muchas gracias por abrir el corazón de esa manera.

    ResponderEliminar
  9. Hola Pili. Me parece impactante la obra de Dios en ti, y me conmueve que nos cuentes todo esto a corazón abierto, muchas gracias por hacerlo. Para mí es una gozada ver la alegría, la vida y la actividad que desprendes todo el tiempo. Gracias por creer a Dios y mostrarnos cómo no hay nada imposible para Él. Un abrazo!

    ResponderEliminar
  10. Muchísimas gracias Pili por la valentía con la que nos has contado cosas tan personales y dolorosas y por la libertad que transmites al contarlas. Eres testimonio real del poder de Dios que ha roto esa cadena de temor, tan pesada para ti pero tan fina para El y su PERFECTO AMOR. Gracias a Dios vemos hoy en ti una mujer alegre y valiente porque sabe quién la defiende y también confiada porque disfruta de una verdadera libertad. Gracias Dios!, sólo Tú puedes hacer algo así.

    ResponderEliminar
  11. Muchas gracias Pili por abrir tanto tu corazón para contarnos laborables Dios en ti! Realmente hoy es un regalo tenerte cerca y me bendice muchísimo ver tu entrega y tu servicio, como siempre te estas dando y como Dios a restaurado tu vida trayendo a ella tanta bendición . Gracias por que podemos ver su gozo y marca en ti! Te quiero mucho

    ResponderEliminar
  12. Luisma Lopez Maidagan9 de enero de 2022, 8:46

    Egunon,Egunon.Muchisimas gracias Pili por abrir tu corazon y compartir tu testimonio.
    Gracias,Gracias,Gracias

    ResponderEliminar

Publicar un comentario