David Conde




Hola, me llamo David Conde y soy un chico de 28 años que siempre ha estado acomplejado por lo que pensasen los demás de él, que tenía una idea equivocada de lo que significaba la autoridad, no valoraba mi familia… Todo esto, y más, hasta hace unos pocos años, cuando todo empezó a cambiar... A continuación, me gustaría contarte como esto ha cambiado en mi vida, como pude vencer muchos de mis temores y como ha cambiado mi forma de ver todo lo que me rodea.

Si empezamos por el principio de todo, nací en Pontedeume, un pequeño pueblo de Galicia. Mis recuerdos hasta los 7 años de edad son bastante difusos. Recuerdo que más o menos cuando tenía esta edad mis padres se divorciaron. Los recuerdos que tengo de ese entonces más grabados en mi mente son sobre todo episodios violentos en casa, discusiones y poco amor entre mis padres. Sin embargo, recuerdo que tanto mi padre como mi madre me querían, intentaban darme lo mejor que podían y no tengo el recuerdo de que me faltase de nada. Enseguida mi madre emprendió una nueva relación con otro hombre, quién tendrá un peso importante en mi vida, pues la relación con mi padre biológico conmigo se deterioró mucho y muy rápido. En la nueva pareja de mi madre enseguida encontré una autoridad de padre renovada. Por entonces no lo sabía, pero en este momento encajó una pieza clave en mi desarrollo personal sin la cual no sería el mismo.

Pasaron los años, y a la edad de 13-14 años mi madre se casó de nuevo con este hombre a quien ya consideraba mi padre en todos los sentidos, juntos se convirtieron al Evangelio y nació mi hermana pequeña. Fue una época de muchos cambios, porque además nos mudamos a otro pueblo, Sada, lo que implicaba otra vez cambiar de instituto, compañeros nuevos, etc. Me costaba mucho hacer amigos nuevos en el instituto, porque me sentía muy intimidado por las opiniones que podían tener de mí, sus criticas me hacían mucho daño. 

Vivía condicionado por la opinión de los demás, actuaba de forma diferente dependiendo con la persona que estuviese. En casa era de una forma, con los profesores y compañeros del instituto de otra y en la iglesia de otra totalmente diferente. No tenía carácter propio, pues mi carácter lo creaban las personas con las que estuviese en ese momento.

Como mis padres eran creyentes, más o menos a esa edad empecé a asistir a la iglesia evangélica. Yo siempre he creído en Dios, he ido a la iglesia desde pequeño, hice la primera comunión y una temporada de monaguillo ayudando al cura. Pero estaba acostumbrado a las misas de la iglesia católica que duraban media hora y ahora estábamos buena parte del fin de semana en la iglesia. 
Y este es el primer motivo porque el que discutía con mis padres en casa. Tenía 14-15 y debía ir a donde fuesen ellos, pero sentía que perdía el fin de semana, el único tiempo que tenía para hacer lo que más me gustaba, jugar a los videojuegos.

Al poco tiempo, fui a un campamento en Eibar de los que organiza la Iglesia de Pamplona, dónde Dios tocó mi corazón y me convertí al sentir Su amor sobre mí. Era impresionante ver a tantos adolescentes de mi edad adorando a Dios, yo quería eso para mí también. En 2009, al llegar a casa del campamento decidí bautizarme y ser un hijo que siempre amaría y obedecería a sus padres. Pero, mi falta de comunión con Dios, enseguida trajo de vuelta mi viejo carácter, dejando en el olvido las promesas que le hice a Dios.

Subía de cursos en el instituto y, como es lógico, los estudios se complicaban. No quería sacrificar tiempo de videojuegos por tener que estudiar. Empecé a suspender algunas asignaturas y mis padres, como también es lógico, se preocuparon y tomaron las medidas oportunas. David, estás sin videojuegos, sin televisión, sin ordenador…
Hasta entonces no recuerdo nunca grandes discusiones en casa, y desde entonces la violencia física y verbal hacia mis padres era mi principal arma. Sentía que mis padres no me querían y que solo buscaban que estuviese a disgusto en casa. Día tras día castigado, lo cual me llevaba a inventarme mentiras para intentar evitar los castigos, notas de exámenes suspensos que no decía en casa y cosas parecidas. Mis padres perdieron la confianza en mí y se comunicaban directamente con mis profesores. Me sentía completamente despreciado porque lo único que yo quería era hacer solo mi voluntad, no estaba dispuesto a perder tiempo para hacer la voluntad de otros.

Con el tiempo, con 18 años, conocí a una chica. Quería empezar una relación de noviazgo con ella, pero mis padres no veían que fuese el momento adecuado. Más discusiones violentas. Yo no me sentía querido en casa y sabía que les hacía daño a mis padres, y en lo más profundo de mi corazón sabía que eso no lo quería hacer. No quería causar más daño a mi familia. Había intentado cambiarlo sin pedir ayuda de ningún tipo, en mis propias fuerzas, pero fue imposible. 
Llego el punto que, con 19 años, ya en la universidad, abandoné mis estudios y me escapé de casa a Madrid sin decir nada a nadie. Mis padres en un momento de desesperación, aceptaron que volviese a casa si empezaba una relación con esta chica. A partir de entonces estaba feliz. Se acabaron las discusiones fuertes en casa. Me dejaban hacer lo que quería. Volví a la universidad y ese año no aprobé ninguna de las 10 asignaturas. 

Ya estamos en el verano del 2013, 20 años. Otro campamento de verano, esta vez en Huesca. En este campamento volví a tener un encuentro con Dios, donde me di cuenta de que aun estando contento con lo que había conseguido, lo había hecho mal y Dios estaba muy ofendido por mi comportamiento. Recuerdo que sentí la compasión de Dios en mi vida, tenía otra oportunidad nueva de hacer todo bien. Lo que me llevo a arrepentirme de todo lo que había hecho mal, como había manipulado a mis padres y todo el daño que había hecho a todos los que realmente me amaban. Hasta entonces me había convertido en una persona muy egoísta, que primaba su felicidad a costa de que los demás sacrificasen la suya. Mi corazón estaba profundamente dolido por todo el mal que había hecho, había llegado la hora de reparar el daño causado.

Ese mismo año, al volver del campamento tome 3 decisiones. Primero, volver a centrarme en hacer la voluntad de Dios y no solo la mía. Segundo, decidí dejar la relación que había empezado con aquella chica. Y tercero, ir al centro de rehabilitación Vida Nueva en Navarra.
Estas 3 decisiones, hasta entonces, han sido las únicas acertadas que había tomado. Ya que he podido ver cómo han sido respaldadas por Dios en los siguientes años.

Una vez en el Centro Vida Nueva, empezó el verdadero cambio en mi carácter y mi forma de ver las cosas. Reaprendí muchas de las cosas más básicas, como dar las gracias y pedir permiso para todo. 
Los primeros años en Vida Nueva, la verdad que fueron muy fáciles, no me costaba nada obedecer en cada tarea que me pedían hacer, la convivencia con los demás chicos y responsables era excelente. El problema empezaba que cuando volvía a casa no obedecía a mis padres con el mismo gusto, de hecho, al principio prefería estar en Vida Nueva que ir a casa de vacaciones porque me resultaba más fácil. 
Entonces me di cuenta que en Vida Nueva no me costaba obedecer porque estaba centrado en que la opinión que tenían los chicos y los responsables de mi fuese buena, pero me daba igual la opinión que mis padres tenían de mi porque ellos ya conocían mi yo más oscuro y no respetaba su autoridad. En definitiva, mis mejores palabras siempre eran para los desconocidos y las peores para quienes más me amaban.

Los siguientes años estando en Vida Nueva hasta la actualidad fueron más diferentes. Los responsables me abrieron los ojos y me dejaron ver que en realidad no tenía un problema solo con mis padres, si no con la autoridad en general. No respetaba a la autoridad si esta no tenía algo a cambio para darme en mi beneficio. Entonces decidí devolver la autoridad que les había quitado a mis padres sobre mí. Rehacer lo que había hecho mal con ellos y pedirles perdón por todo el daño que les había hecho. Entonces, la relación con mis padres cambio por completo. Hoy puedo amarlos y cuando me equivoco, reconocerlo, arrepentirme y restaurar el daño causado. Ahora, cada día que puedo pasar con mis padres me siento realmente muy amado, puedo obedecerles con más libertad. Ya veo que todas las decisiones que ellos tomaron cuando era adolescente eran por mi bien, porque ellos verdaderamente me amaban.

Mientras estaba en Vida Nueva Dios ha obrado en mi vida de una forma sobrenatural. Ha restaurado la relación con mi padre biológico y ahora lo veo con mucha más frecuencia que antes. Me ha permitido, después de venir de unos años académicamente desastrosos, graduarme en electrónica con media de sobresaliente por la gracia de Dios, ya que nunca en mi vida había sacado sobresalientes. Ya no me preocupa lo que piensen los demás de mi cuando estoy haciendo lo que agrada a Dios. También me han enseñado a trabajar y ser responsable con las tareas que mis autoridades me delegan y no pensar solo en el beneficio que obtengo al hacerlas. En Vida Nueva me enseñaron a que se puede ser feliz recibiendo de los demás, sí, pero lo mejor es poder dar y no solo recibir, aprendí a sacrificar mi bienestar por hacer un poco más felices a los demás, a descentrarme de mi mismo, levantar la mirada y ver las necesidades de las personas que me rodean.

Estoy profundamente agradecido a Dios, a mis padres y cada uno de los responsables del centro Vida Nueva por toda la paciencia, misericordia y amor que han tenido conmigo.
Todo esto no ha sido posible porque yo fuese capaz, he necesitado mucha ayuda y ánimo, no ha sido fácil reconocer mis errores más graves y mucho menos corregirlos. De hecho, para mí ha sido imposible, he necesitado toda la ayuda posible. 
¡Gracias Dios porque tú y yo sabemos que todo esto ha sido posible gracias a ti!

Comentarios

  1. Muchas gracias David por abrir tu corazón y por contar de dónde te ha sacado Dios, es tremendo y una bendición. Gracias por bendecirnos y por dejar aquí tu testimonio pudiendo asi ver los Milagros de Dios, su poder y Gloria. ¡Gracias!

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  2. Muchas gracias por dejarnos ver el poder del amor de Dios obrando en tu corazón . Esperamos ver mucho más !
    Gracias Dios

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  3. Hola! Soy una de las tías de David, hermana de su madre; yo viví junto a él y su madre parte de esa vivencia tan dolorosa!!! Y aún así,no sabía ni la mitad de la mitad de tu sufrimiento.... Me tiembla el pulso y no puedo dejar de llorar mientras escribo esto...
    David!! Eres tan bueno y generoso mi niño!!!🤗 Que tengo que aportar mi granito de arena y pedirte perdón!!!!a Tí y DIOS Porque dentro de ese ambiente tan hostil,yo iintenté ayudarte y darte todo mi amor 💞 aunque fuese de una forma errónea 😔 porque a mí también me costaba y todavía me cuesta obedecer. Ojalá te lea muchísima gente y llenes sus corazones de AMOR al igual que has conseguido hacer con el mío 💞. Siempre he estado y sigo estando súper orgullosa de TIIIII 🥰 te he querido y te AAAAMOOOO con toda mi alma!!!!! Y me llena de felicidad el saber que por fin has encontrado lo que te mereces 🙌🏽 porque todos merecemos ser felices y tú el que más🤗 porque no te culpes de todo... Estamos tan lejos de nuestro señor 😔 que ninguno te lo hemos puesto nada fácil....... Te quiero muchísimo David 💓💓💓

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  4. me abrí en canal rindiéndome a Dios y a tí �� q a pesar de haber sido parte d toda esa hostilidad, quise ayudarte siempre dándote TD mi AMOR , cariño y comprensión, pero no supe hacerlo bien xq yo también estaba muy lejos de nuestro señor �� no tenía ni idea de la mitad de la mitad d TD x lo q has pasado y q t sentías así...�� T pido perdón a TIIIII y a Dios x no haberlo hecho bien y x tu sufrimiento ���������������� y me alegro muchísimo de tu felicidad mi AMOR ❤️ pero no t culpes tanto puesto que, tdss estábamos muy lejos de Dios y nadie t lo ha puesto fácil �� TE QUIERO MUCHÍSIMO Y SIÉNTETE MUY MUY ORGULLOSO D COMO ERES Y D TD LO QUE HAS CONSEGUIDO XQ T MERECES TD LO BUENO D LA VIDA ❤️❤️❤️❤️❤️

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  5. Que perfecta es la visión De Dios para nuestra vida y cuanto bien cuando nos sujetamos a ella. Muchas gracias David por abrir tu corazón !

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  6. Es verdad David, que paz y libertad cuando Dios nos abre los ojos y nos concede ver la verdad, que es realmente la que nos da la libertad y además el gozo de saber q cuando estas en el camino correcto, agradas el corazón de Dios. Poder corresponder un poco a lo mucho que Él nos da...

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  7. Gloría a Dios por su gran obra en ti, eres un milagro del Dios altísimo

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  8. Gracias David, tu vida es un testimonio vivo de lo que Dios puede hacer en nuestras vidas. Gracias por abrir el corazón.

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  9. Gracias por abrir el corazón y con tu testimonio atestiguar que no hay nada imposible para Dios.

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  10. Realmente los milagros existen, queda aquí constatado! Muchas gracias por la sinceridad en contar todo esto.

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