Isabel Viedma

Una joven vital, sana, con ganas de comerse el mundo y con muchas ganas de vivir de una manera diferente a la que veía a su alrededor. Inconformista con la sociedad del momento, en desacuerdo total con lo que veía en sus padres, casi siempre enfrentada a su madre, con infinitas ganas de hacer de su vida algo importante. Pero con muchas carencias; afectivas, con mucho rechazo en el corazón, con dificultades para expresar los sentimientos buenos y con mucha facilidad para expresar los malos, iracunda, irrespetuosa, altiva, con aires de superioridad en muchos momentos y hundida en sus complejos profundos en muchos otros. Llena de miedos, de inseguridades, desde niña muy tímida, vergonzosa, miedosa, perezosa, sin concentración en los estudios. Con una envidia que iba creciendo y que le iba carcomiendo y arruinando, llevándole a hacer y a desear cosas que ni las necesitaba, ni las quería, dejándome llevar y arruinándola poco a poco. Con un deseo profundo de poder expresar con libertad el amor y la ternura que había dentro hacía los demás , y muy frustrada por no poder hacerlo, sino en contadas ocasiones. Esforzándose continuamente en dar una imagen de normalidad y “todo va bien, soy la mejor”, que le dejaba extenuada y frustrada.

Así podría definirme en mi niñez, mi adolescencia y parte de mi juventud. Así era mi interior, lo que nadie veía, lo que me hacía llorar por las noches, lo que traía pesadez y tristeza profunda a mi alma, lo que me hacía buscar incansablemente “algo” que acallase esa sensación interna dolorosa, amarga y constante.

Siendo adolescente, en contra de las órdenes de mis padres, empecé a salir los fines de semana por zonas de Pamplona donde se podía encontrar de todo, probando, jugando y tanteando. Tuve varias relaciones largas con chicos, que dejaron marcas en el alma, no buenas precisamente. Fui en busca de la libertad que creía que me correspondía y lo que conseguí fue ir poniendo una cadena sobre otra en mí, a veces de una manera muy dulce y muy divertida, pero otras muy grotesca y peligrosa. Me relacionaba con gente rarísima, muy involucradas con todo lo místico, y lo espiritual, muy hippies, todo mezclado con el uso de drogas, me adentré un poco al mundo esotérico con las cartas del tarot, cartas astrales, etc, el miedo a ese mundo me impidió adentrarme más.

Así me planté en los 23 años, con un vacío profundo, desorientada y triste, sin trabajo, sin propósito. Me recuerdo sentada en un banco del parque Media Luna en Pamplona, llorando, mirando al cielo, diciéndome a mí misma: ¿que hago aquí? A los tres días encontré trabajo allí mismo en el bar de ese mismo parque como camarera. En ese instante comenzaba mi descenso a la locura, Al principio fue muy divertido, me hizo olvidar, a los meses comencé una nueva relación con quién era mi jefe, poco a poco fuimos descontrolando, después del trabajo salíamos consumíamos coca, porros, bebíamos… al tiempo fuimos capaces humanamente de reconducir la situación y nos estabilizamos dejando de salir y de consumir. APARENTEMENTE, mi vida era el prototipo de una joven normal de ese momento, pero en mi interior el destrozo era cada vez mayor, cada vez más cercano a la locura. Asi llegue a los 27 años.

Todo esto como decía al principio no hacía sino aumentar el desasosiego en mí, y me llevaba a desear de corazón un cambio... “algo”. 

Paralelamente a esta situación yo vivía en casa de mis padres, y ahí me exponía a corazón abierto, era orgullosa, altiva, envidiosa, exigente, mentirosa, controladora, mi relación con mi madre de mal en peor, soy la cuarta de cinco hermanos (los quiero muchísimo), pero no sabía relacionarme con ellos les hablaba mal cuando les quería hablar bien, y especialmente con mi hermana pequeña, desde siempre albergaba en el corazón envidia hacia ella y malas maneras, a veces nos uníamos en lo malo y lo pasábamos bien, pero la mayoría de las veces era un choque continuo entre las dos. Todo esto como decía al principio no hacía sino aumentar el desasosiego en mí, y me llevaba a desear de corazón un cambio... “algo”.

En una de esas discusiones con mi hermana decidí irme de casa, me fui a vivir con el chico con el que estaba. Esto ocurría en navidad. Dos o tres días después de esto, mientras comenzábamos a ver una película de miedo, note algo muy extraño, como si me hubiesen lanzado una pelota de tenis y se me hubiese incrustado en la frente. A raíz de ese momento, me entró muchísimo miedo, pánico a nada en concreto y a todo, comencé a temblar, mi mente no podía parar era una maraña de pensamientos. Fui al baño, pero no se me pasaba, me fui a la cama y fue peor,…. No deje de temblar en toda la noche, al día siguiente mi vida ya no era igual, estábamos en un quinto piso y no podía mirar las ventanas, ni acercarme, notaba una fuerza ajena a mí que me empujaba, no podía entrar en la cocina y ver objetos punzantes, era la misma sensación, fui a trabajar y no era capaz de centrarme el pánico me invadió, recuerdo llamar a mi pareja y contarle, no supo, ni pudo ayudarme. Decidí volver a casa y allí estaba igual, no podía parar un momento, iba del sofá a la silla, de la silla a andar por el pasillo, temblorosa a todas horas, el corazón en un puño, no podía hablar apenas, oyendo en mi interior voces, se reproducían en mi mente imágenes horribles, especialmente de una película de miedo que fue real, que me aturdían, al anochecer y meterme en la cama era peor, quería que me ataran, me daba miedo levantarme y hacer algo terrible. No me atrevía a salir de casa y si lo hacía era del brazo de mi madre temblando.

“Dios, si eres real, saca esto de mí, ayúdame”

Esta situación duró una semana, en la cual yo no decía nada a nadie, después se hizo insostenible. Una noche, me levanté y fui al baño, allí me provoqué el vómito, creyendo que lo que me ocurría saldría de este manera. Después me puse de rodillas y envuelta en llanto y desesperación clamé a Dios: “Dios, si eres real, saca esto de mí, ayúdame” y allí mismo, tuve la sensación que Dios metió su brazo fuerte y me sacaba de ese pozo cenagoso en el que estaba. Al salir del baño, mi madre, abrazándome porque no podía dejar de temblar me preguntó:

- ¿Qué pasa? ¿Te llevo al médico? 

Y por pura misericordia contesté:

- No. Porque me van a encerrar en un manicomio, si les cuento lo que me pasa.

- ¿Quieres hablar con el pastor?.

- Si

En este punto tengo que contar que mi hermana y mi madre se reunían en una iglesia, la cual tiene un centro de rehabilitación, y que yo en una campaña evangelistica, ante la insistencia (la cual agradezco) de dos personas oré, recibiendo a Cristo en mi corazón. Lo hice por quitármelas de encima, esa es la verdad (yo no me lo tomé en serio, pero Dios sí). Estoy totalmente convencida que ese día Dios me tomó en sus brazos y esperó a que yo en mi angustia clamase a Él para que viniese corriendo a socorrerme y darme una nueva oportunidad, sanando y trayendo la cordura y la sanidad que necesitaba. Al día siguiente hablé con el pastor, le conté lo que me ocurría y para mi sorpresa no pensó que estuviese loca. Me habló de la realidad del mundo de las tinieblas, y me encajó, era lo que estaba viviendo.

ahora “SOY DE CRISTO”

Volví a entregarme a Cristo, esta vez en serio, consciente de lo que hacía. Salí de ese despacho con una nueva convicción; ahora “SOY DE CRISTO”. Nadie me va a poder alejar o dominar, soy de Cristo, esa verdad me sostuvo y lo sigue haciendo. A raíz de ahí, Dios me regaló una consciencia nueva de quien era yo, y quien era El para mí. Y que nunca me iba a dejar ni abandonar, y por supuesto que me iba a enseñar a pelear y vencer esa situación. De la mano de mi pastor aprendí a usar la palabra de Dios, me dio instrucciones de cómo usarla, (proclamar, alabar, creer, etc).

Todo lo que estaba viviendo no cesó ese día, incluso arreció días después. Para ayudarme me regalaron la oportunidad de estar en el centro Vida Nueva unos meses. Fué mi UCI, mis cuidados intensivos, allí estaba en un ambiente de fé, de paz, de cobertura, cada vez que lo necesitaba me recordaban la verdad, reforzaban mi confianza, recuerdo a las noches como la responsable que dormía conmigo en la habitación oraba por mí, cada vez que lo necesitaba. Me sostenían y me levantaban cada vez que me hundía…. Fue un tiempo muy precioso, complicado, pero de paz y sosiego en medio de la tormenta. Dios mismo, y a través de sus siervos en la comunidad, me enseñó a usar las armas que necesitaba en esa batalla (la alabanza, la proclamación de la palabra de Dios, la fe, la esperanza). Al cabo de unos meses, accedí a un trabajo, y me incorporé a la vida activa. No había cesado la batalla, pero estaba preparada para ella, me habían enseñado y cada vez que lo necesitaba estaban cerca para ayudarme. Dios comenzó a tratar un carácter endurecido por el pecado, comenzó un proceso de restauración en el corazón, en el alma, en las emociones, me dio la libertad en la mente, sanidad, equilibrio, cordura, capacidad para discernir mi propio pecado, ese que me arruina y hace que me vuelva enemiga de todos, capacidad para perdonar y humildad para pedir perdón. Capacidad de amar y bendecir, un proceso precioso que a día de hoy continua.

Hoy, estoy casada, tenemos tres hijos a los cuales podemos enseñar y transmitir las verdades que nos traen la libertad. Dios me ha regalado junto a mi esposo, la oportunidad de estar en sus negocios y no quiero salirme de ellos. Al contrario quiero servirle más y mejor. A pesar de las dificultades del camino, no hay mayor seguridad que estar cerca de él. Porque si Él está, es suficiente. Nuestras vidas son suyas, nuestros hijos son suyos, nuestra victoria es la suya, le amamos y queremos serle fieles por siempre a Él y para Él.

A Dios sea la Gloria, por siempre!!!

Comentarios

  1. Gracias Isabel.Dios es el mas poderoso y el unico que en verdad nos ha amado y nos ha sacado del pozo de la deseaperacion y muerte a el toda la gloria .Sois una gran bendicion tu y tu casa para nosotros os amamos.
    Por que nada hay imposible para Dios ni tan siquiera dificil.Aleluya!!

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  2. Como no agradecer Su inmensa misericordia...
    Te ha sacado de pozos de desesperación, cenagosos, que te estaban ahogando, pero, oyó tu clamor, metió Su mano Poderosa y te saco, poniendo tus pies sobre la roca y sobre tu boca cántico nuevo.
    ESTE ES NUESTRO DIOS!!!!!
    Quién imaginaba que dentro de Su tierno amor, te tendría preparado semejante regalo de restauración y una nueva vida tan abundante, tu preciosa familia? Como no darte la gloria oh Dios?
    Siempre y por siempre a Tí Dios, sea la gloria!!!!

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  3. Gracias Isabel por tu testimonio, nos llena de esperanza, estoy inmensamente agradecida con Dios por la obra restauradora que ha hecho en cada una de sus vidas en el centro vida nueva y que ahora a empezado con mi sobrino, toda la honrra y gloria sea para nuestro DIOS.

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  4. Gracias Isabel por tu testimonio,.eternamente agradecida con el centro vida nueva , es un regalo del cielo

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  5. Wow, muchísimas gracias Isabel por abrir el corazón con tanta nitidez, es maravillosa la obra que Dios a hecho en tu vida, de verdad. Y también es verdad que ahora eres de Cristo porque podemos ver un verdadero fruto a través de tu vida, eres una mujer ejemplar, vemos a Cristo en tu vida, en tu familia, eres sierva de siervos(GLORIA A DIOS POR LOS SIGLOS).Bendiciones

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  6. Gloria a Dios! De verdad que para Dios no hay nada ni siquiera difícil, es preciosisimooo! Muchísimas graciass Isabel por abrir tu corazón eres una bendición y una inspiración.

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  7. Muchas gracias, Isabel, por compartir con todos nosotros la preciosa historia del amor y el poder de Dios contigo. Gracias por abrir así el corazón, y por evidenciar, tanto con tus palabras como con toda tu vida, que hay nada imposible para Dios. Muchas gracias también por todo tu servicio hacia él y hacia los necesitados de la esperanza que encontraste. Un fuerte abrazo!

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  8. Es asombrosa la obra de Dios en tu vida. Yo personalmente no la conocía y parece mentira que estés hablando de la misma persona. Muchas gracias por abrir así el corazón, realmente es de ayuda y aliento para todo aquel que lo lee.

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  9. Muchas gracias Isabel por bendecirnos con este testimonio. Se enciende nuestro corazón de gratitud a Dios por haber estado atento a nuestro clamor y por responder mucho más allá de lo imaginado. Siempre nos impacta oír en tu testimonio la realidad del Poder de Dios y especialmente de su precioso Amor. Tu vida y tu familia, que conocemos de cerca, son una expresión conmovedora del tipo de corazón fiel a su libertador. Gracias

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  10. Muchísimas Gracias por abrir el corazón. Es un regalo ver la obra de Dios con tu vida y la de tu familia sois de ejemplo.
    Así todo aquel que pueda leer lo que hizo Dios con tu vida.
    Tendrá la esperanza en corazón.
    No hay nada imposible para Dios.
    Un abrazo!

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  11. Muchas gracias Isabel por abrir el corazón. Me bendice ver como Dios se apasionó contigo, como lo hace con cada vida ÉL ES PRECIOSO!! Tanta gracia y poder Dios reflejados en ti y en tu familia.

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