Serge Konan

Centro Vida Nueva Serge Konan
Me llamo Serge, soy de Costa de Marfil, tengo 28 años y llegué a España con 16. Me trajeron a Tenerife desde mi país para jugar a baloncesto. Yo ya era creyente en mi país, me hablaron de Dios a los 9 o 10 años y me convertí porque quería ayudar a las personas que estaban a mi alrededor y que lo pasaban mal. De pequeño veía muchas injusticias en el mundo que me rodeaba y quería cambiarlo a mi manera. Luego me di cuenta de que el Evangelio era algo mucho más grande. Y quería vivirlo, pero tenía un carácter muy fuerte. Si yo pensaba algo, nadie podía quitármelo de la cabeza, da igual lo que los demás hicieran. Yo era muy tranquilo, pero cuando me enfadaba era imposible pararme, daba igual a dónde me llevara ese enfado. Me daba totalmente igual. Cuando me convertí, Dios empezó a cambiar eso. Me di cuenta de que algo estaba cambiando pero no sabía el qué. Antes de convertirme, si mi madre me mandaba hacer algo y yo no quería, no lo hacía, pero después de pedirle a Jesús que entrara en mi corazón algo cambió. Me parecía mentira, pero algo cambió y aunque al principio me negaba a obedecer, después me sentía triste y tenía que hacerlo. Eso no me pasaba antes.

Así llegué a los 16 años, viviendo con mis padres y mis tres hermanos, pasando el tiempo entre jugar a baloncesto, los estudios y la iglesia. Entonces me ficharon y me llevaron a Tenerife. Al llegar allá sólo jugaba al baloncesto y estudiaba, era las dos únicas cosas que hacía. Echaba en falta la iglesia. Empecé a salir con los compañeros de equipo para integrarme en el grupo de alguna manera. Vivía yo sólo, y para no estar sólo, me iba con ellos aquí y allá. Sentía que empezaba a alejarme de Dios en mi corazón, ya no era lo mismo. Tenía la sensación de que ni sabía jugar al baloncesto. Había tristeza en mi corazón. Me alejé de Dios. Después de Tenerife estuve viviendo siete años en Lleida, donde me habían fichado. Me junté con una chica, estuvimos cuatro años viviendo juntos y sentía que la tristeza de mi corazón iba en aumento. Eso fue a más, empecé a cosechar malas consecuencias de lo mal que vivía. Me molestaba mucho la rodilla, perdí el pasaporte, perdí la tarjeta de residencia…Me tuvieron que operar y ya no podía jugar como antes. Estaba sin documentos y con la pierna operada. Eso me llevó a mucha frustración y culpabilidad.

Ahí encontré un amigo que me habló de la iglesia de Lleida y fui con él. Pedí ayuda al Pastor de esa iglesia que me habló del centro Vida Nueva y me consiguió una entrevista. Lo dejé todo y fui a Pamplona, porque no quería saber nada más del baloncesto, sentía que por eso me había alejado de Dios, y no quería eso más.

Así llegué a Vida Nueva. Sin papeles, sin dinero, sin trabajo, enfadado conmigo mismo, sin hablarme con mi familia por la culpabilidad…Pensaba que mi familia en África lo estaba pasando mal porque yo había desobedecido a Dios, le había fallado. Me culpaba por eso.

Entré en el centro sin nada. Hice la entrevista y les expliqué mi situación. No tenía dinero, ni papeles, ni un sitio donde estar y me acogieron sin exigirme nada a cambio. Ni siquiera podía pagar por la comida que comía y ahí ellos suplieron todas mis necesidades. Ahí me sentía en casa, porque me hablaban con amor. El ambiente era vida para mí, todo lo que oía era vida. Cada palabra, cada conversación con los responsables era aliento de vida porque siempre me decían la verdad. Pero no de esa verdad a medias que te dice el mundo para caerte bien, sino esa verdad que te levanta, que te arropa, que te da vida, que te hace ver lo sencillo que es vivir el Evangelio. Eso es realmente lo que nos da vida. Obedecer el Evangelio, estar sujeto a él.

Estuve cuatro años siendo acogido en el Centro. A lo largo de esos años, gracias a Dios y por medio de Vida Nueva hice una prueba en un equipo de baloncesto. Gracias a Dios salió bien y me hicieron un contrato de un año y con eso pude volver a tener el NIE, el pasaporte…Todo lo que había perdido. Lo volví a recuperar gracias al sencillo Evangelio que pude obedecer en el Centro. Volví a llamar a mi familia, Dios me dio mucho más de lo que había perdido. Pude empezar una relación con chica preciosa, con un corazón de amor que no merezco. Dios nos permitió casarnos y nos ha concedido un bebé que viene de camino.

Me siento inmerecedor y deudor de todo lo que he recibido de Dios a través de Vida Nueva. Sólo quiero vivir para Dios imitando lo que vi y me enseñaron en el Centro. Muchas gracias a los Pastores por acogerme en el Centro y a los responsables por su amor y paciencia. Os quiero de corazón, sois mi familia para siempre.

Serge

Comentarios

  1. Es verdad Dios nos quiere cerca como Buen Pastor y si nos alejamos va a nuestro encuentro... Y cerca d Él siempre encontramos bendición tras bendición. Y tu Sergey eres un buen testimonio de ello. Realmente Dios es bueno...

    ResponderEliminar
  2. Gracias Serge por tu valentía a abrir el corazón y contar con todo detalle como te encontró el Señor, todo lo que Él ha hecho en ti y está haciendo en tu vida y en tu familia ahora también que se acerca la paternidad. Para mí desde que te conocí en la comunidad y hable contigo me has sido de mucha bendición y un ejemplo de obediencia y humildad imitable; y tanto de todo esto, como lo grande que Dios te ha hecho en altura... jeje.
    Un fuerte abrazo amado.
    Y...¡¡GLORIA A DIOS POR TODA LA ESPERANZA QUE SE RESPIRA Y SE PUEDE VIVIR EN EL CENTRO VIDA NUEVA!! Realmente Hay Nada Imposible para Dios. Si alguién está leyendo estos testimonios y está en bancarrota y desesperación, y tiene pensado venir a este lugar porque necesita ayuda, pero duda....
    Te diría: ¡¡NO DUDES, DIOS TAMBIÉN PUEDE OBRAR EN TI SU RESTAURACIÓN SI TU LE DEJAS!!
    Ese es el testimonio de lo que Dios esta haciendo en mi y mi casa, porque aun no ha terminado con nosotros, sigue trabajando en nosotros....

    ResponderEliminar
  3. Que bonito testimonio, muchas gracias por abrir el corazón y mostrar lo bueno y grande que es Dios

    ResponderEliminar
  4. Un fuerte abrazo Serge. Fue un privilegio el poder ayudarte a encontrar el verdadero Camino que nos hace libres: Jesucristo. El poder haber contemplado la transformación de tu vida a través del ministerio de Vida Nueva. Realmente con ejemplos como el tuyo podemos declarar que el evangelio es Poder de Dios para todo aquel que lo vive y lo obedece.

    ResponderEliminar
  5. Me bendice mucho tu vida Serge y ver cómo no eres el mismo que eras en esos años que describes en tu testimonio. Me gozo tanto en ver la preciosa obra que Dios ha hecho y está haciendo en ti... Gracias por la sencillez y fidelidad con que vives el evangelio. Gracias por el cariño, cuidado y amor que das a los que estamos cerca de ti, siempre piensas en el bien del otro antes que en el tuyo...eres una bendición. Te quiero mucho!

    ResponderEliminar
  6. ¡Dios es bueno! Serge, cuánto me alegro por el trabajo de Dios en ti. Me acuerdo perfectamente del día que nos conocimos, en Huesca. Las cosas no estaban bien, pero tuviste una determinación absoluta a obedecer lo que Dios dice en su Palabra, y en tu caso eso requería mucha valentía. En estos años siempre has sido valiente para hacer lo que había que hacer, y me alegra mucho ver el resultado y cómo Dios te ha recompensado. ¡Un abrazo para los dos (tres)! ¡Qué bien escribís!

    ResponderEliminar
  7. Gracias Serge, y a tu preciosa y amada familia. No cabe duda del Amor, la Misericordia y la Verdad de Dios derramados en el Centro Vida Nueva. Ha sido un deleite leer lo que Jesús hace en una vida que sólo se rinde a Su Buenísima Voluntad y la obedece. ¡Cuánta esperanza transmite ver lo que Dios puede y desea hacer en aquellos que le entregan su corazón! ¡Gracias, amado Dios, eres tan precioso! 🤗 💕

    ResponderEliminar
  8. Gracias serge por tu testimonio, es un regalo poder tenerte cerca y comprobar que ya no eres el mismo. Bendice mucho el poder estar contigo y aprender de ese nuevo y buen corazón que Dios te ha regalado por su gracia.

    ResponderEliminar
  9. Gloria al Padre del cielo por tu vida recibe un fuerte abrazo Serge

    ResponderEliminar

Publicar un comentario