Juan Vicente Morte

Me llamo Juan Vicente y tengo 47 años. Recuerdo una infancia muy feliz, crecí en una familia trabajadora y humilde, me sentía amado y protegido. Desde pequeño todo lo que pedía y deseaba mis padres me lo daban, y sin ellos saberlo, eso creó en mí un corazón manipulador, egoísta, orgulloso, rebelde y eso iba creciendo en mí cada día más. Me iba convirtiendo poco a poco en un monstruo. Como consecuencia en el colegio suspendía todo, siempre me juntaba con malas compañías, cuando los profesores hablaban con mis padres les decían que no quería estudiar y que molestaba al resto, mis padres pensaron que la solución era cambiarme de colegio, estuve en 3 colegios diferentes pero como la rebeldía ya había hecho sitio en mi corazón la cosa iba cada vez peor. Me empecé a juntar con personas más mayores que yo y empecé a probar cosas que me ofrecían. Empecé a fumar tabaco y poco a poco empecé a probar la marihuana, el hachís, pastillas, etc.. Todo lo que me ofrecían lo probaba. Y así empecé a destrozar mi vida y la de mi familia convirtiéndome en una persona con un carácter amargado, duro y muy rebelde. Salía por las noches, en fiestas, discotecas y empecé a consumir droga cada día más. Para poder pagar mis vicios empecé a traficar y cada vez me iba metiendo en un túnel más oscuro y de muerte, aunque a mí me parecía en esos momentos que era mejor que nadie, yo no era consciente de mi verdadera realidad. Al final consumía más que vendía y es ahí cuando me ofrecieron la heroína y empezó el declive en mi vida, dependiente total de esta droga, por ella era capaz de hacer cualquier cosa, era esclavo de la droga y del mundo que me rodeaba. Mi familia estaba destrozada, mi madre con depresión, mi hermana que era 8 años más pequeña que yo estaba viendo y viviendo cosas que no debía, mi familia vivía un verdadero calvario por causa mía. Hasta que mis padres no pudieron más y me echaron de casa. Así que de ser un niño que lo tuvo todo me convertí en una ruina, sin mi familia, en la calle, sin nada, con un futuro muy negro.

Empecé a vivir de aquí para allá, robaba en todas partes donde podía porque necesitaba dinero fácil para poder consumir. Hasta que llegó el día en que me detuvo la policía y acabé en la cárcel. Estando allí una noche sin ser muy consciente de lo que decía pero sí de cómo estaba y de que no podía seguir así, clamé a Dios y le dije: "Si existes, sácame de aquí". Entonces Dios en su misericordia y por su Gracia contestó a ese clamor que Él mismo había puesto en mi corazón. Una vecina de mis padres se enteró de lo que ellos estaban viviendo conmigo. Ella era evangélica y su esposo también había tenido problemas con las drogas y le dijo a mis padres que Dios es el que le había ayudado a él y que también lo podía hacer conmigo. Fue entonces cuando un Pastor evangélico vino a visitarme a la cárcel y me dijo que solo Dios es el que me podía sacar de las drogas y de toda la vida de delincuencia y maldad que llevaba y que Dios me podía hacer una nueva persona.

Y así fue, después de un tiempo en la cárcel ingresé, a los 20 años, en un centro cristiano en el que estuve 18 meses. Allí le pedí a Dios que cambiara mi vida y pude salir de las drogas, pero por dentro, en mi corazón, seguía siendo igual. No había dejado que Dios interviniera verdaderamente en mí, entonces lo que me había enseñado, cómo no lo vivía, no me valió para nada. Seguía siendo orgulloso, rebelde, hipócrita, con doblez... así que cuando salí, lo primero que hice fue fumar y volví a recaer. Volví a drogarme y fue peor que la primera vez. Pero Dios estaba ahí y extendió su mano otra vez para rescatarme, y así acabé en el centro Vida Nueva.

Llegué con 23 años, psicológicamente roto, moralmente destruido y con una vida llena de apariencia. Tenía un sentimiento de auto culpabilidad pero aun así, pensaba en estar un mes en el centro para desengancharme y ya está, todavía no era consciente de mi verdadera realidad. Pero fue en el centro Vida Nueva donde vi realmente el amor de Dios en las personas que vivían allí, personas que había vivido lo mismo y que Dios les había sanado, personas que ahora dedicaban sus vidas completamente a ayudar a alguien como yo. Poco a poco me fueron hablando la verdad, que necesitaba dejar que Dios interviniera para ser totalmente restaurado. Y así fue, decidí quedarme, y poco a poco obedeciendo lo que me iban diciendo los responsables, que no era otra cosa que vivir el evangelio de Jesucristo, evangelio que ellos vivían. Fui sacando lo que había en mi corazón, confesando cosas que habían estado ocultas, pecados que por años habían estado tapados, temores, mentiras, heridas, delincuencia, inmoralidad, desenfreno, en definitiva una vida llena de pecado y oscuridad, y al ir obedeciendo de corazón Dios fue cambiándolo todo en mi vida. La relación con mi familia fue restaurada y sanada, la doblez, la rebeldía, el egoísmo, la manipulación y todo lo demás ya no tenían poder sobre mí. Experimenté la verdadera libertad. Fue un tiempo duro pero a la vez precioso porque vi que si dejas la vida en manos de Dios, para Él no hay nada imposible. Y pude ser totalmente restaurado. Estuve ingresado en el centro Vida Nueva 6 años y llevo 25 años siendo una persona totalmente nueva, viviendo el evangelio cada día. Al tiempo Dios me concedió casarme con una mujer maravillosa, ella ayuda en el centro, y estoy muy agradecido porque ella ha sido la ayuda idónea que yo necesitaba para mi vida y juntos tenemos un hogar donde queremos en todo tiempo que Dios se nuestro Señor y que él tenga el control de todo.

Doy muchísimas gracias a Dios primeramente por haberme rescatado, gracias a los pastores Luis y Maricarmen, gracias por cada responsable del centro Vida Nueva, especialmente a Juan y Marga que fueron como mis padres. Aún recuerdo cómo Juan lloraba conmigo abrazándome haciendo mis problemas suyos, por tener tanta paciencia conmigo y no perder la esperanza con mi vida. Gracias doy a Dios por cada palabra, por cada desvelo, por cada oración por mi vida, gracias por devolver siempre bien por mal, gracias por cada palabra de fe, gracias por cada consejo, por cada corrección, por cada palabra que abrió mis ojos, gracias por mostrarme siempre la salida, gracias por pasar por alto la ofensa, gracias por estar ahí siempre a cualquier hora del día. Estoy totalmente agradecido porque Dios a través vuestra, me hizo una nueva criatura, ya no soy el mismo de antes. GRACIAS...muchísimas gracias. A DIOS SEA LA GLORIA!!!!!

Comentarios

  1. AMEN!!!!!! Dios, siempre oye el clamor, Dios, aprovecha cada circunstancia para mostrarnos su amor, no nos condena, espera deseoso para darse a conocer, y darnos esa Vida Nueva, esa Vida abundante, como a ti, Juan Vicente, cuando decidiste vivir el evangelio, permanecer y obedecer... Él, es fiel, nunca deja de perseguirnos, y , cuando le decimos si, se hace cargo de nosotros para siempre... Gracias Espíritu Santo por hacer la obra de Dios a través de manos dispuestas aquí en la tierra, gracias por borrar y hacerlo todo nuevo... Gracias!!!!
    Por siempre y siempre a ti Dios, la GLORIA!!!

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  2. Has permanecido y Dios te ha beneficiado muchas gracias por ser una bendición junto con tu esposa gracias por permanecer por vuestra ayuda y constancia es un regalo estar cerca vuestra os admiramos muchísimo os amamos

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  3. Hola, me alegro de haberte podido conocer de cerca cuando entrastes por las puertas de vida nueva. Dios empezó en ti una obra interna que solo el lo podía hacer y la sigue haciendo. Muchas gracias por los tiempos que hemos estado juntos en vida nueva hay lo has recibido todo igual que yo, empezar a ser un hombres nuevos. Un fuerte abrazo
    Pedro

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  4. Gracias Juan Vicente. Desconocía tu testimonio y me bendice muchisimo ver el gran poder de Dios en tu vida. Que precioso Díos que se apasionó con tú vida, te rescató y te hizo una nueva criatura, Yo conozco a un siervo, a un hombre de Díos transformado por su pura gracia para su gloria. Sois un ejemplo!!! Muchísimas gracias.

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  5. Gracias por tu testimonio bendice mucho ver la nueva criatura que Dios firmó en ti

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  6. Gracias a Dios por tu vida y por Su obra de rescate. Me bendice mucho verte con tu esposa ahora y quiero imitar vuestra excelencia en el servicio. Es muy bonito ver la gratitud y el gozo en vosotros. ¡Gracias!

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  7. Simplemente tremendo... Es impactante ver el inmenso amor y poder de Dios en una vida que decide rendirse a Él. Es un placer ver como ahora eres alguien de bendición y ayuda a otros y como, a pesar del tiempo que ha pasado y lo común que es en este mundo olvidarlo, sigues valorando y siendo consciente de la inversión del cielo a través de sus siervos.
    Muchas gracias.

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