Hola me llamo
Lucía Carrasco Bernabéu y voy a dedicar este espacio a contar mi experiencia en
el Centro Vida Nueva.
Realmente yo
no recuerdo cuando llegamos al Centro, ya que solo tenía un año, llegué con mi
madre en el año 1990. Llegamos con un hogar totalmente destruido. Mis
padres, estaban viviendo una vida de ataduras al alcohol, a la droga, consumos
varios, y una vida a sus espaldas de rencor, adicciones y otras carencias
emocionales. Mi madre en concreto, llegaba con una vida muy dura, ya que se quedó
huérfana con solo un año, y por carencias afectivas, emocionales y otras
heridas, además de sus propias acciones que le llevaron a vivir una vida de
libertinaje, se encontraba en un punto muy bajo de su vida. Se dio cuenta de su
situación: una madre primeriza, muy jovencita, con tan solo 23 años y sola, con
un bebé al que no tenía nada bueno que ofrecer.
Pero ahora sé
que Dios permitió que fuese consciente de esta situación tan vulnerable en su
vida, para cambiar su vida y nuestro destino para siempre. Esto ocurrió porque
mi madre tomó la valiente decisión de dejar toda su "vida" en las
manos de Dios, y Dios utilizó el Centro Vida Nueva para ello.
De esta manera
llegamos al Centro, una joven con adicciones terribles, sin nada de economía,
sin ganas de trabajar y con un bebé. Pero así nos acogieron sin nada bueno que
ofrecer. Mi madre se rehabilitó completamente en el Centro y aprendió a
ser madre y cuando yo tenía entre 5-6 años completó el programa con el alta. Realmente
tengo muy pocos recuerdos ya que yo era muy pequeña, pero los pocos recuerdos
que tengo son buenísimos. Yo era una niña que venía de un trasfondo terrible y el
único futuro que me esperaba era una vida sin esperanza probablemente entre
casas de acogida o la calle. Pero en lugar de ese negro futuro lo que obtuve
inmerecidamente fue el amor de Dios a través del Centro Vida nueva. Recuerdo
que en aquel entonces había muy pocos niños en el Centro, y el Centro era más
pequeño, muy familiar, los recursos eran más escasos que ahora, pero nunca
jamás me faltó de ningún bien. Si hago memoria los recuerdos que se me
vienen de esa época son muy especiales, de excursiones, las pelis de los
viernes todos juntos, era como tener una gran familia que nos juntábamos para
comer, para pasear…También tengo un grato recuerdo de un responsable de chicos
que nos trataba con mucho cariño a los niños que estábamos en el Centro, nos solía
decir venir con el “tío Juan” y nos daba con cariño un apretón en el moflete, aún
recuerdo la sensación, o el olor a madera de un abanico que me regaló. Para los
niños que estábamos allí, realmente era nuestro tío. Además, recuerdo que este
mismo responsable, siempre los días de película juntos traía cacahuetes para
compartir con todos los chicos y chicas, era un momento súper especial y
familiar. Este es el grado de familia que encontré en Vida Nueva.
Tras nuestro
paso por Vida Nueva, siempre hemos tenido mucha relación con el Centro. Cuando mi
madre terminó la rehabilitación, mi madre y yo nos fuimos a vivir a nuestra
propia casa. Seguimos acudiendo a la iglesia a la que pertenece este Centro, pero
aunque la iglesia es una preciosa bendición, la cobertura que teníamos en el
Centro no la encontramos en ningún otro lugar fuera. Es por eso que Dios en su
misericordia y amor, y que sabe lo que es bueno para cada persona, nos bendijo
con un padre de familia para nuestro hogar, mi madre se casó con uno de los
responsables del centro. Y fue justo a tiempo porque, aunque siempre íbamos a
la iglesia, y Dios es padre, y suplió muchas carencias que por naturaleza a mí
me faltaban, ya que nunca sufrí ninguna falta, mi corazón inclinado hacia el
mal, por más que se me había cuidado, bendecido y amado, me estaba llevando a
apartarme de Dios. Mi rebeldía y mi corazón ingrato, después de todo lo que se
me había dado, me estaba llevando a destruir mi propia vida.
Tras el
matrimonio de mis padres volvimos de nuevo a vivir al Centro Vida Nueva y de
esta etapa sí que tengo muchos recuerdos. Recuerdo que yo, de primeras no
quería ir a vivir allí, porque esta vez íbamos como familia, a servir, ya no a
ser servidos como antes. Eso implicaba entregar muchas horas de familia,
implicaba adaptar toda nuestra vida a los horarios de la comunidad y a sus
normas...Pero al contrario de ser una pérdida para nuestra familia, ha sido
todo lo contrario, ha sido una ganancia. Yo tenía un corazón tan duro, que
necesitaba verme rodeada de ejemplos vivos cada día y cada segundo. En
este periodo de tiempo, mi tendencia horrible a pensar siempre mal y a la
exigencia no le quedó otro remedio que rendirse ante la evidencia de semejantes
ejemplos cerca. No voy a decir que ser una familia qué sirve en Vida Nueva sea
fácil, porque no lo es, es una vida de rendición, y de entrega continua. Esto
no lo digo por mí, estoy hablando del ejemplo de mis padres y de todos los
responsables que veo en el Centro con los que he convivido durante muchos
años. Sin embargo, sé que esta vida de servicio les llena de gozo por
agradar el corazón de Dios y son vidas movidas por el amor de Dios a esa
entrega y por eso los vemos tan llenos de gozo y de vitalidad. He visto
como los responsables llevan cargas que no les corresponden, cómo se desviven
por personas, también he visto como responsables se han llevado a internos con
ellos de vacaciones, ¡a sus propias vacaciones!, porque los internos no tenían
familias con quien pasar este tiempo.
Vidas como
ellos hacen posible el Centro Vida Nueva. Gracias también le doy a Dios
por esos voluntarios que escondida y desinteresadamente ponen al servicio de
Dios y del Centro Vida Nueva sus profesiones, su tiempo, su dinero, sus
vehículos…
Hoy es el día
en que tengo una vida muy diferente a la que estaba destinada, gracias a que personas
desinteresadamente y sobre todo Dios, lo hicieron posible. He podido estudiar
la carrera universitaria que yo quería, enfermería, con la que puedo también servir
a Dios y al Centro como enfermera. Podían haber escogido a otra, con más
formación, más experiencia...pero se me brindó la oportunidad de ser la
enfermera del Centro y de servir de esta manera. Algo que me libra de
volver a mi pasado que es centrarme en mí misma, perder el tiempo en cosas vánales,
tener un corazón de piedra y poco amoroso para con los demás.
Hoy es el día
en que estoy totalmente enamorada y casada con un chico que también se
rehabilitó en el Centro. Llevamos casi 4 años casados, y tengo que decir
que entre todo lo que me encanta de él, lo que más me gusta es que tiene un
corazón de siervo, obediente y valiente que ha sido moldeado y transformado por
la gracia de Dios en el Centro Vida Nueva, con ayuda de personas que sean
desvivido por él. Dios sabía que necesitaba un hombre nuevo, moldeado en
el Centro Vida Nueva, porque como ya he dicho antes, necesito la cobertura de
este Centro.
Gracias Dios
por haberme cambiado la vida y bendecirme con la mejor vida soñada, con un
esposo y un hijo que no merezco.
Gracias Vida Nueva
por dejarnos ir todas las semanas, por cada chico y cada chica, que sois de
verdad un ejemplo tremendo, por cada responsable que tenéis toda nuestra
admiración.
Os amamos un
montón y siempre hablaremos bien de vosotros, y jamás permitiremos que se hable
mal, porque se estará mintiendo.
Totalmente de acuerdo Lucía,si se habla de algo diferente a todo lo que has dicho, realmente estarían mintiendo. Un testimonio tremendo, es verdad si Dios no sale al encuentro de tu madre, tu vida sería toda una ruina y sin embargo eres todo un ejemplo a seguir, eres, una gran bendición junto a Gustavo y a vuestro hijo Andrés. Así es el amor de nuestro Dios, viene a nuestro encuentro, se para con nosotros, nos saca de los pozos donde nos metemos, y, así también el amor de todos los responsables del centro,tremenda también la cobertura, es verdad, es todo un valle de bendición (Beraca), donde se recoge botín ( vidas transformadas) para la gloria de Dios, que solo es posible gracias a esos pies y manos de Dios en la tierra, a través de tantos valientes obedientes...
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo, esa es la realidad que se puede ver y palpar cada día en ese precioso lugar. Es completamente cierto que ese ambiente de cobertura y familia es lo que le da una gran parte del olor que se tendrá en el ambiente del cielo, me ha encantado poder leer como lo describes, lo amas y, recientemente, también colaboras en crearlo. Gracias de verdad.
ResponderEliminarGracias familia!! Sois un ejemplo para nosotros de verdad!! Un hogar precioso y verdadero he visto un cambio radical en ti Lucía y me encanta porque como tú dices has necesitado el centro vida nueva y ejemplos vivos y has vivido en primera persona de tus padres y ahora con tu esposo realmente tienes una vida preciosa nueva me encanta tu manera en la que sirves vuestra generosidad de familia vuestra entrega tan incondicional sois una familia preciosa os queremos mucho! Gracias por todo
ResponderEliminarSólo puedo agradecer este testimonio Lucía; has abierto tu corazón y has permitido ver cómo, a lo largo de estos 29 años que tú has narrado, el Centro Vida Nueva sólo ha sido, es y será un hogar, un lugar en el que las vidas pueden ser restauradas en cada área de sus vidas y en el que pueden conocer a Jesús, en el que pueden conocer qué es vivir en familia. Me encanta que, a pesar de que el Centro ha crecido muchísimo en todo este tiempo, no ha cambiado en absoluto su esencia: servir a Dios y, por amor a Él, servir a todo el que llama a la puerta y que tiene una necesidad, sea ésta la que sea. ¡Gracias por estas palabras! Gracias a cada responsable e interno por amar a Dios, y gracias al Padre por tener este sueño en la tierra de que el Cielo se instaure y bese nuestra necesitada tierra. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Lucia por plasmar tan detalladamente como se vive en la comu y la gran familia que es♡ . Dando su vida por los que tienen al lado. Gracias por vuestro ejemplo os amo.
ResponderEliminarLucía, muchísimas gracias por contactarnos tú experiencia en Vida Nueva. Es marivilloso y excelente todo lo que nos has compartido, como personas se dedican a cuidar de otras por amor a Jesucristo y de una forma muy desinteresada. Realmente lo que se vive alli es asombroso y real. Es una bendición y un regalo que ahora tú también puedas servir en el centro junto a toda tu familia de la misma forma con la que te sirvieron. Sois de gran ayuda y bendición; y todo un ejemplo en el servicio y en las formas de obrar Dios.
ResponderEliminarMuchas gracias Lucía, gracias por contar tu testimonio, ¡Gloria a Dios! Hoy eres una mujer ejemplar y junto con tu familia es una bendición veros servir con tanto amor, gozo y humildad. GRACIAS
ResponderEliminarGracias por contar todo con tanto detalle, Lucía. Es un regalo para mí estar cerca tuyo y de tu familia cada vez que eso es posible. Me encanta tu sencillez y tu gozo y también tu generosidad en todo. Realmente vuestras vidas le dan la gloria a Dios y son imitables. Os quiero.
ResponderEliminarMuchas gracias Lucía por tu testimonio real y sincero. Tú y tu precioso hogar, sois una demostración clara de cómo Dios cumple su Palabra cuando afirma que es " Padre de huérfanos y defensor de viudas". Puedo ver casi a diario cómo sois reflejo de esa Paternidad con que Dios os ha cubierto y de cómo El defiende a sus hijos mucho mejor de lo que podemos imaginar. Gracias a Dios y Gracias también a vosotros por cubrir y defender a otros con un corazón tan generoso y agradecido como el que tenéis.
ResponderEliminarHe disfrutado muchísimo leyendo tu testimonio, transmites verdaderamente un gozo, gratitud, una pasión y determinación, ... que solo pueden venir de haber entendido el evangelio y estar viviéndolo. Me bendice mucho tu vida, sois un regalo. Y es verdad que en el Centro Vida Nueva, mires donde mires puedes encontrar ejemplos de vidas que han abrazado la cruz con gozo hasta las últimas consecuencias, que aman como lo haría Jesús, y es precioso el fruto que se ve allí. ¡Gracias!
ResponderEliminarLucía que precioso...
ResponderEliminarConocía parte de lo que cuentas desde otra perspectiva y leerlo de tu puño y letra quebranta mi corazón.
Gracias!!
Que precioso Díos Y que Fiel.
Tu vida es el reflejo de que no hay nada imposible para Díos Y de que los planes de Él son buenos, perfectos y agradables. Te queremos mucho.
Lucía, Gustavo y Andresito sois una bendición.
Lucía, refrendo todo lo que dices. Yo, que he tenido el placer de crecer muy cerca de ti, aseguro que esa transformación y esa vida nueva de la que hablas es 100 % real. Eres una persona maravillosa (tú y tu familia) y me ha encantado leer tu testimonio. Me uno a todo lo que dices porque es VERDAD. Dios es maravilloso y su poder ilimitado.
ResponderEliminarHola Lucía! Cuando llegaste al Centro habría sido genial haber tenido una "máquina del tiempo" que permitiera ver cómo habría de ser todo. No sé si alguien, además de tu Padre, podría imaginar un presente así, es un verdadero milagro todo lo que cuentas, muchas gracias por describirlo tan gráficamente y abrir el corazón así. Sois una familia que evidencia la victoria de Jesucristo. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarLucía! Dios es bueno y eres una muestra de ello. Ha hecho de ti toda una mujer de Dios. En uno de mis primeros contactos con la Iglesia de Pamplona me encantó aprender de ti a servir a otros. Es precioso cómo tratas con ternura y amor a todos, sin excepciones.
ResponderEliminar¡Te quiero mucho!
Lucia muchísimas gracias por tu testimonio, lo leía detenidamente para no perderme nada de lo que cuentas, de como Dios ha cambiado tu vida y la de tu familia! Nos bendice mucho a seguir creyendo en este Dios tan maravilloso! Gracias.
ResponderEliminar