Fernando Romo

Me llamo Fernando, soy el sexto de siete hermanos y tengo 50 años. Viví una infancia un poco difícil, en mi casa no había lo que se dice un buen ambiente. Cuando murió mi padre, en mí se levantó una rebeldía hacia los demás muy grande. Lo único que me importaba era yo mismo, sólo miraba por lo mío y estar yo bien. Vivía mi vida como yo quería sin importarme nada ni nadie más, no respetaba ni a mi madre. En ese estilo de vida en el que buscaba hacer lo que me apetecía empecé a beber, al principio era solo los fines de semana, pero con el tiempo me convertí en un alcohólico. Como consecuencia de esto perdí mi puesto de trabajo en el que llevaba 17 años, perdí mi piso y tuve que ir a vivir con mi madre, etc.
Todo esto me llevó a un punto en el que nunca pensé que me encontraría: me daba igual todo, y lo único que quería era morirme. 
Bebiendo todos los días mis hermanos tomaron la decisión de echarme de casa. Lo hicieron porque a mi madre lo único que le daba eran disgustos. Al echarme de casa me vi en la calle, cosa que nunca pensé que me ocurriría. Fue en ese momento cuando me hablaron de un centro cristiano donde podría acogerme y decidí ingresar. El centro estaba en Valencia pero de allí me mandaron a Zaragoza. Una vez allí me empezaron a hablar del amor de Dios, yo pensaba que eso no era para mí, pero al escuchar la palabra y asistir a los cultos algo empezó a cambiar, la verdad que comencé a sentirme querido, aunque yo iba con un solo propósito, solucionar mi alcoholismo y punto. Al año de estar ingresado, salí de allí y encontré trabajo gracias a un hombre que colaboraba con ellos, Jesús Fernández. Al año  de estar trabajando con él tuve una recaída fortísima en horas laborales, y lógicamente me despidió y volví a ingresar en el centro. A diferencia de la primera vez, en esta ocasión ya no me marqué tiempo, antes había hecho mi voluntad y ahora quería hacer la de Dios y le dije si estas ahí, ayúdame porque yo no puedo. Estuve 5 años más en el centro y decidí marcharme, pero recibí una llamada de teléfono de Jesús Fernández y me  preguntó por qué me marchaba, le dije que ya era el tiempo de hacer otras cosas, y fue cuando me habló del Centro Vida Nueva. Yo no quería estar más tiempo en centros pero me dijo que probara a ir un tiempo y no sé por que, pero le dije que sí.
Cuando llegué a Vida Nueva me dí cuenta de que no estaba tan bien como creía.
Empecé a ser consciente de la necesidad que tenía como hombre de entregarle mi corazón a Dios por completo 
y de buscar que se hiciera Su voluntad en mi vida. También me impactó muchísimo el amor que recibía de las personas sin merecerlo. Y fue a través de ese amor que me di cuenta de como Dios me amaba. Hoy es el día que doy las gracias al Centro Vida Nueva por ser el canal que produjo un cambio en mi vida. Antes mentía, no respetaba, era un orgulloso... Ahora puedo decir la verdad sin tener miedo a lo que piensen los demás. Todo esto se lo debo a personas que han estado en todo momento ayudándome, diciéndome la verdad, sin maquillar las cosas como a mi me gustan. Le doy las gracias a Dios por todo lo que ha hecho en mi vida, soy una nueva persona y todo se lo debo a El y a las personas del Centro que han invertido tanto tiempo conmigo sin merecerlo.
Muchas gracias.

Comentarios

  1. De que manera el amor de Dios nos persigue... Hasta que le decimos si, entonces Dios se hace cargo de nuestras vidas como hijos, con todo lo que ello con lleva; Cuánta gracia inmerecida ...
    Fernando tu eres un ejemplo de ello, ahora como hijo cuantas cosas has recibido: la paternidad que necesitabas la dignidad, el perdón, la libertad ahora, para elegir bien, te concede el casarte, dándote ayuda idónea, ( ya os falta poquito) y experimentar cada día la bondad en su misericordia... Por ÉL y por sus ayudantes del centro "VIDA NUEVA" solo podemos decir si, GRACIAS !!!!!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias por abrir el corazón!Me ha encantado poder empezar el día viendo la gloria de Dios en tu vida. Ahora es un regalo cuando estás cerca realmente se puede ver el gozo que papá te ha dado.¡Gloria a Dios por todo!

    ResponderEliminar
  3. Gracias Fernando se puede ver en un corazón agradecido como hijo cómo Dios persigue a las vidas que impactante y que impactante ver lo que el el señor ha echo en ti recibe un grandee abrazo de nuestra familia

    ResponderEliminar
  4. Gracias por compartir el testimonio, Fernando. Puedo asegurar que cada vez que he hablado contigo o que te he visto, especialmente en Manresa, he podido notar el gozo de Dios en ti y me ha bendecido mucho tu disposición a servir en todo. Gracias.

    ResponderEliminar
  5. Es indiscutible la obra de Dios en tu vida. Recientemente pude asistir a tu boda y se que será un matrimonio duradero y de Gloria para Dios pues de lo que aquí relatas no se aprecia ya nada en tu vida sino todo lo contrario: un hombre honesto, esforzado e íntegro. La verdadera nobleza está en cómo reconoces que no has sido tú sino la gracia de Dios contigo. Gracias.

    ResponderEliminar
  6. Hola Fernando, muchas gracias por contar tan claramente tu historia, que es una inspiración para todo el que la llegue a conocer. Me gusta mucho el ambiente alegre y distendido que aportas siempre, el carácter ayudador que tienes, siempre pronto para echar una mano en lo que se necesite. Gracias Fernando, ¡y enhorabuena!

    ResponderEliminar
  7. Me bendice muchísimo tu vida y ver los frutos tan preciosos que de ella salen. Tu vida es un claro ejemplo de los milagros que hace Dios y de cómo puede restaurar y transformar una vida. Es un gusto estar cerca de ti, haces agradable el rato a los que están contigo, me bendice cómo siempre estás atento en ayudar, servir, atender... a los que te rodean, ¡Gracias! Yo también creo que vuestro matrimonio va a ser de bendición!!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario